Casi podemos traducir literalmente estas dos palabras. Computación en la Nube

Cuando decimos Cloud Computing o Computación en la Nube, básicamente hablamos de la ejecución de programas, aplicaciones o servicios remotos. En pocas palabras, nuestra máquina envía datos y los recibe procesados después de haber sido computados en la “Nube”; en nuestro equipo se ejecuta una interfaz remota o un cliente ligero que permite interactuar con los servicios o aplicaciones remotos. Pero esto, ¿no es la arquitectura cliente-servidor de toda la vida?. Pues sí, básicamente. La única diferencia radica en el concepto de “Nube” que pasamos a explicar a continuación

¿Qué es la Nube?

La nube es un término genérico para indicar que estamos hablando de “ningún” sitio en particular. Cuando algo se ejecuta o se aloja en la Nube no tenemos por qué saber en qué lugar físico concreto se encuentra. De hecho, si hablamos por ejemplo de un servicio en la nube de almacenamiento como DropBox, la información que almacena está distribuida por servidores que también están repartidos por el mundo. Un único fichero se desmenuza y se guarda en diferentes ubicaciones. Igualmente los procesos que pueden formar parte de una aplicación, pueden estar ejecutándose en diferentes servidores, funcionando perfectamente de forma concurrente y para diferentes usuarios. En la nube no tienes porqué saber qué maquina ejecuta tus servicios, sino que es suficiente con saber el nombre del servicio, que podrá ser ofrecido con una infraestructura siempre remota y transparente al usuario.

¿Qué ventajas tiene el Cloud Computing frente a la computación tradicional?

Recuerdo con cariño mis primeros años en Telefónica. La empresa había desarrollado un sistema de Gestión de Red que permitía monitorizar de forma descentralizada las centrales de comunicaciones. Cada provincia tenía su propio sistema para monitorizar la red a su nivel, luego algunas provincias tenían sistemas Multiprovinciales que agrupaban varias provincias y por último el sistema Nacional que monitorizaba todo. Telefónica disponía de equipos informáticos repartidos por todo el territorio que ejecutaban las aplicaciones del Sistema. Como las redes de datos aún no estaban suficientemente desarrolladas, el cambiar de versión de los sistemas era un verdadero quebradero de cabeza. Las instalaciones se hacían equipo a equipo.

¿Podemos imaginarnos el coste de instalación o de una nueva actualización?

Un montón de instaladores, visitando las diferentes ubicaciones, cargando las aplicaciones de forma manual, en cada una de las máquinas del Sistema.

Hoy en día, gracias a la Computación en la Nube podemos hacer un despliegue e instalación de forma remota y segura en cuestión de minutos y sin desplazamientos.

Antes del Cloud Computing, disfrutar de una nueva funcionalidad en una aplicación era cuestión de mucho tiempo. Era necesario que el desarrollador, liberase una nueva versión donde incluyese la funcionalidad esperada. Luego se debía publicar la aplicación, distribuir el soporte físico (dikettes, cintas, CDs o DVDs) con la nueva versión, y el usuario se lo instalaba. Hoy en día con el Cloud Computing, nos ahorramos unos cuantos pasos.

• En primer lugar, el desarrollador puede poner en producción, de forma casi inmediata las nuevas funcionalidades. Con las nuevas metodologías Agiles de desarrollo, se liberan versiones de forma continua.
• En segundo lugar, no es necesario distribuir la aplicación para que la instalemos. Es suficiente acceder/conectarse a la aplicación o servicio que ya tendrá la funcionalidad lista para ser usada, de forma totalmente transparente para el usuario. Por otro lado, no es necesario disponer de un equipo de última generación para poder disfrutar de las aplicaciones en la Nube.

Como ejemplo, Google está apostando por la comercialización de sus Chromebook, que son equipos portátiles, con acceso sólo a los servicios y aplicaciones de Google. Todo en la Nube. Estos equipos tienen unas capacidades muy limitadas, pero suficientes para trabajar en la Nube. Un entorno reducido y limitado es más robusto y por ello además más barato. A parte, puedes acceder a tus datos desde cualquier lugar, y ejecutar las aplicaciones casi desde cualquier dispositivo. La ubicación y el dispositivo desde el que trabajes ya no es importante.